jueves, 3 de noviembre de 2011

Algunos datos curiosos

En el centro de Bogotá, sobre la carrera Séptima entre calles Sexta y Séptima, frente al mal llamado Palacio de Nariño,donde hay una plazoleta que alberga uno de los principales monumentos conmemorativos de Bogotá, instalado hace 76 años: se trata del monumento a la batalla de Ayacucho.

La iniciativa de hacer esta obra surgió en 1924, con motivo del centenario de la Batalla (acción final de la campaña libertadora del Perú, que tuvo lugar el 9 de diciembre de 1824.)

pero...¿el porque del monumento?

El gobierno colombiano abrió un concurso internacional, en el cual participaron trece escultores, entre colombianos y españoles, entre éstos Julio González Pola (1865-1929), escultor laureado en varias exposiciones, quien finalmente resultó ganador.
Las figuras principales del monumento de Ayacucho son: las estatuas de Antonio José de Sucre - quien como general en jefe del ejército patriota dirigió la batalla- y José María Córdova, jefe de una de las cuatro divisiones del ejército.
En la parte frontal hay un relieve descriptivo del momento de la batalla y en la parte posterior, otro, que muestra el momento de la capitulación del ejército español. El relieve funciona como un cuadro descriptivo que amplía los momentos más relevantes del hecho histórico, en este caso la valentía en la batalla y la nobleza en la capitulación.
Estos valores son reforzados con las placas que se encuentran a cada lado del relieve, en las que se transcriben las palabras de Bolívar y Canterac, el general perdedor.   
En la placa izquierda dice: "Excelentísimo Señor Libertador Simón Bolívar: Como amante a la gloria, aunque vencido no puedo menos que felicitar a vuestra excelencia por haber terminado su empresa en el Perú con la jornada de Ayacucho... José de Canterac, general del ejército español."

En la placa derecha: "Señor general don José de Canterac: Usted me complimenta  por los sucesos de nuestras armas; a la verdad este rasgo es generoso y digno por lo mismo de gratitud... En fin querido general ustedes deben convencerse de que han cumplido su deber. Simón Bolívar".
En la parte media del monumento aparecen medallones de menor tamaño, envueltos en ramas de olivo (que representan la victoria), con perfiles de bronce de los generales que dirigieron las otras divisiones del ejército libertador: Francisco Burdett O'Connor, José de la Mar, Guillermo Miller y Jacinto Lara.
Los principales símbolos que acompañan el monumento son conocidos en el lenguaje escultórico como figuras subsidiarias. En muchas ocasiones éstas tienen más relevancia visual que las figuras principales y son esenciales en este tipo de monumentos porque contribuyen a explicar el verdadero alcance ideológico del mismo.
En la parte superior hay una mujer con una corona de laurel sobre un orbe (alegoría de la filosofía) y tiene su pie derecho sobre el continente americano.
En la mano derecha lleva una antorcha encendida y en la izquierda, en lo alto, un ave (símbolos de libertad).
En la parte superior, al frente, hay un escudo de Colombia; al respaldo, una corona de laurel que envuelve los escudos de los países bolivarianos: Venezuela, Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador.
En cada una de las cuatro esquinas del conjunto escultórico, hay un león yacente (símbolo de grandeza, valentía y nobleza) con una rama de laurel. (Como se, no ahorraban en laurel.) Cuando el monumento fue inaugurado, en 1930, lo pusieron frente a la iglesia de San Agustín, en una plaza que desde 1910 llevaba el nombre de plaza de Ayacucho (calle Sexta con carrera Séptima) y que hasta ese momento ocupaba la estatua de Sucre, de Raoul Charles Verlet (1912) que, como casi todo los monumentos bogotanos, ha emprendido un desorganizado itinerario turístico y actualmente está junto a la iglesia de Lourdes.
Hacia 1950 la obra fue rodeada por jardines, concebidos con la intención de crear un lugar de permanencia para los bogotanos.
En la pelea de los carros contra los parques, ganaron los automotores y la plaza fue eliminada y convertida en un desapacible trozo de la calle Sexta, y el monumento fue trasladado a una plazoleta casi secreta donde se encuentra actualmente que, por ser aledaña a edificios del gobierno, tiene un cerramiento.
De esta manera, la obra ha perdido significación dentro de la ciudad, pues al no ser éste un lugar de libre acceso al público, hay una contradicción con la esencia misma del monumento: actuar como glorificador de nuestros próceres y dispositivo de la memoria histórica.

HISTORIA DE LA BATALLA DE AYACUCHO

Fue una batalla ocurrida el 9 de Diciembre de 1824 para liberar a Peru y al alto Perú; actualmente Bolivia y a Sudamerica definitivamente.
La jornada de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, terminó en el Sur  y se inicio  la guerra de independencia que comenzó en el Norte con la batalla de Lexington el 19 de abril de 1775. Esta batalla fue liderada por Antonio Jose Sucre del lado Americno y el virrey La Serna español.En esta guerra Antonio Sucre tenia tan solo con 6000 hombres de infanteria y caballeria, los realistas por el contrario tenian 9300 hombres.
Tras esta batalla se establecio un contrato entre realistas y latinoamericanos cuyos  términos  fueron:
  • lº. que serían transportados a costa de la República todos los individuos del ejército español que quisieran regresar á su patria.
  •  2º. que ninguna persona sería incomodada por sus opiniones y servicios prestados a la causa del Rey, y que se permitiría salir del Perú y disponer dentro de tres años de sus propiedades á todas las personas que quisieran ejecutarlo.
  • 3º. que los Generales, Jefes y Oficiales prisioneros en la batalla y en la campaña anterior quedarían en libertad, conservando todos los capitulados el uso de sus espadas y uniformes, y la más completa seguridad para reunir sus intereses y familias, trasladándose al efecto á los lugares que escogieran; más no podrían volver á tomar las armas contra la América en la guerra de independencia, ni trasladarse á punto alguno ocupado por las armas de la metrópoli.
  •  4º. que se entregarían él Ejército Unido Libertados los restos del español y todo el territorio que dominaban las tropas reales hasta el Desaguadero, junto con las guarniciones, parques, maestranza, almacenes militares y los demás objetos correspondientes al Gobierno de la Península. Debía comprenderse la plaza del Callao, que se entregaría al Libertador, permitiéndose á los buques españoles de guerra y los mercantes hacer víveres en los puertos del Perú, por el término de seis meses, y aprestarse para su largo viaje, á cuyo efecto se les franquearían los correspondientes pasaportes para salir con seguridad del Pacífico y seguir á los puertos de Europa.

De esta forma se pudo evitar apresar al virrey y su tropa, quedando los patriotas celebrando su victoria frente a los realistas.